Erótico,Microrrelatos

Frog

Un oscuro paraguas resguarda a la licenciosa batracia y a su dorada esfera de una cálida lluvia. Lo sujeta con su cetrina y descolorida mano mientras que reclina su escuálido cuerpo en un sonrosado sillón Luis XVI, enmarcada por escarlatas e hinchadas columnas. Sus aovados y grandes párpados encierran unas negras, insaciables y alargadas pupilas, que otean el horizonte, perdidas en la memoria de tórridas cabriolas. En un intento de perpetuar conspicuos tiempos, su exuberante peluca, su lechoso traje de época y sus abullonadas mangas evocan a la más impetuosa María Antonieta, agotada tras la más lujuriosa disipación en Versalles. El corpiño la ciñe, con azuladas ballenas, su espigado cuerpo, ofreciendo una libidinosa visión de sus turgentes pechos, coronados cual angelical efebo con una nívea gola. Su cándida enagua, ribeteada con cerúleos ornamentos entrelazados con refulgentes cuentas, descansa escondiendo el sosiego del calor que en su contenido reposo anticipa su conocida embriaguez.

Agneta Quill

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