“…El ave, o lo que fuera aquella cosa, estaba bañada en una salsa de color dudoso; a su alrededor, una amalgama de vegetales se mezclaba en una simetría cuestionable; el aroma que aquella herejía culinaria desprendía inundó la nariz del circunspecto hombre…”
Gustos carnívoros.
“… Negro, frío, de cuero, profundo, mullido, acolchado… Rapaz apasionado, amalgama de sensaciones, ávido de risas, lágrimas, paz y angustia…”
Melodía de hibernación.
“Doña Elvira, mujer lánguida, serena, y Don Ernesto, hombre vivaz, curioso, se retiraron cada uno a su sillón favorito. Se acomodaron: él, despacio, saboreando cada preparativo previo; ella, rápido, ávida de que Morfeo la atrapara la primera. Cerraron los ojos y…”
Ecos vitales
“…Sé que hablé y mi madre me escuchó. Quizás a través del líquido amniótico, del cordón umbilical…”
Pasión oculta
“Durante un segundo se deleitó en los reflejos que producía el líquido rojo en los impolutos posavasos.
—¿Por qué brindamos? —preguntó ella.
—Porque sea una noche inolvidable. —contestó antes de dar un largo sorbo.”
Helada decadencia.
El cadavérico glaciar se desgarra, sucumbiendo a los infernales vientos del Sur. La asfixia le ha despedazado, rasgándole a través de innumerables cicatrices: hediondas grietas por donde el insalubre mar vomita al exterior el fétido olor de años de contaminación. Su viaje no es solitario. Pedazos de marchito carámbano, extirpados y abandonados a la deriva, …
Pétalos voraces
“…Encarnaba la tentación —la anhelaba—, la destrucción —me consumía—. Femme fatale que ocultaba un veneno mortal —lo bebía—, planta carnívora que escondía la oscuridad de su naturaleza insaciable —me engullía…”
Inocencia
“…Ojeó de nuevo las fotografías: el desayuno derramado en el suelo, el cuerpo de mujer cosido a puñaladas…”
Una regla inquebrantable.
“…Todo se detuvo. Sorprendidos, perseguidos, acorralados. Primero, cayó la esclava; después, el soldado…”
Erupción inminente.
“Los cuerpos danzaban entrelazados, desnudos, presas de la música, el desenfreno. La temperatura se elevó, el erizado suelo tembló…”