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La biblioteca de los olvidados
"...Nunca fui un amante del arte. Ni de la música. Ni de la literatura. No porque no me interesaran, sino porque simplemente no existían. Hace generaciones, el Orden Supremo los declaró obsoletos, inútiles para la eficiencia social..."
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Una regla inquebrantable.
"...Todo se detuvo. Sorprendidos, perseguidos, acorralados. Primero, cayó la esclava; después, el soldado..."