Comedia,Relatos Cortos

El resultado.

La sala era blanca, aséptica. «Nunca me han gustado los hospitales. Mejor dicho, toda mi vida me han dado miedo los médicos.»

—Buenos días, Marcos. Tengo que hablar contigo. Hay algo en las pruebas que no ha salido bien —Sonó el teléfono.

«¡Dios! Tengo algo grave.  Estoy enfermo. El doctor me lo ha dicho muy claro. ¡El coco! ¡Seguro! Es la cabeza. ¡Es un tumor! Siempre lo he sabido. Tantos despistes no eran normales. Obvio, por eso olvido las cosas, y no porque no preste atención. Además, lleva varios días doliéndome mucho. ¡Qué razón tenía ayer! Verdad la cara que se le va a quedar a Mónica cuando se lo cuente. ¡Ingenua!  Ella que me decía anoche: Marcos, no es nada. Eres un hipocondríaco. ¿Hipocondríaco yo? ¡Ja! Bueno… Si tengo que ser justo, con el paracetamol se me quitó el dolor.

» ¡Joder! ¡El corazón! ¡No me funciona la patata! ¡Me va a dar un infarto!  ¡Treinta y cinco y con el motor gripado! Qué vida más triste me espera. Por esto me duele el brazo y no por jugar al pádel. Verás cuando se entere Mónica, va a tener que tragarse todas sus palabras. Espera Marcos…, se va a poner igual de inaguantable que mi madre con mi padre.  ¡Adiós a todo lo bueno! Se acabó el partido de los domingos. ¡Hostia! Se terminaron también las pizzas y las cervezas.  ¡No! Tranquilo. Piensa. La patata no puede ser. ¡Ya está! Si fuera el corazón me dolería el pecho en el gimnasio, y no es así.

» ¡Cáncer! ¡Cáncer! ¡Tengo cáncer! ¡Voy a morir! ¡Coño, me voy a quedar calvo! No voy a aguantar la quimio. ¡Sí me mareo con ver una aguja! ¡Dios, que sea rápido! No puedo con el dolor. ¡Pobre de mí! ¿Y Mónica? Qué triste y sola se va a quedar. ¿Sola? Claro que sí, nos queremos mucho. Realmente somos la pareja ideal. ¡Cuánto va a llorar mi cielo! No va a haber consuelo para ella. ¡Tan joven y viuda! Pero…, y ¿luego?… Eso va a durar sólo un tiempo. ¡Joder! Seguro que el aguililla de Carlos la consuela. ¡Cabrón! Verás como la engatusa y al final la lía ¡Hostia! Va a dormir en mi cama. ¡Me cago en…!  Los partidos los verá en mi televisor mientras se bebe mi cerveza ¡Y yo, mientras tanto, muerto!>>

—Discúlpame Marcos, pero tenía que atender la llamada. ¿Dónde nos habíamos quedado? Ah sí, las pruebas muestran que tienes las anginas muy inflamadas. Lo siento, pero hay que operarlas ¿Cuándo te viene bien que hagamos la intervención?

—Doctor, pero… ¿Puedo morir por unas anginas?

Agneta Quill

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