El ambiente estaba cargado. Todo a mi alrededor estaba cubierto por una neblina espesa. —¿Estás despierto? —preguntó una voz demasiado chillona para mi gusto. Con mucha pereza acabé por terminar de abrir los ojos. La angustia se apoderó de todo mi cuerpo, y una luz casi cegadora me impidió ver con claridad. Cuando por fin …
La despedida
El bullicio del puerto se mezclaba con el aroma a salitre. Había sido una travesía larga, plagada de aventuras. La brújula siempre había señalado el norte, ayudándole a recorrer un planeta que agonizaba.