El sol de julio se filtraba a través de los cortinajes del despacho del Duque de Wellesley, augurando un cálido día en el condado de Somerset. Tres golpes secos en la puerta de la estancia anunciaron la presencia del detective
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El sol de julio se filtraba a través de los cortinajes del despacho del Duque de Wellesley, augurando un cálido día en el condado de Somerset. Tres golpes secos en la puerta de la estancia anunciaron la presencia del detective
—¡Apresadla inmediatamente! ¡Ha asesinado al rey! —el rugido de la reina puso en movimiento a los guardias.
Sus pequeños pies la habían llevado antes de la hora fijada al lugar de reunión. No había conseguido concentrarse en ningún quehacer desde el momento en que Flagrantio la había besado. Estaba muy nerviosa. ¿Debería confiar en él y contarle lo que la estaba sucediendo?
Durante los siguientes días, la muchacha no volvió a ver a su caballero. Como supo más tarde, se trataba del príncipe
—Tendrá que servir… —Y todo se detuvo de repente.
Tras decir esas palabras el hombre atrajo a la chica hacia su cuerpo,
Capítulo 2.
Briseida se sentía perdida. No tenía muy claro por dónde empezar. Comenzó a deambular por todas las estancias que encontraba. Las telas que colgaban de las ventanas emanaban belleza y lujo dejando pasar una luz cálida que bañaba toda la habitación.
Era espectacular. Hacía ya un rato que había subido en el eolovector. Su diseño la atrapó, como todas las invenciones que realizaban los áureos. El artefacto consistía