Un oscuro paraguas resguarda a la licenciosa batracia y a su dorada esfera de una cálida lluvia.

Un oscuro paraguas resguarda a la licenciosa batracia y a su dorada esfera de una cálida lluvia.
El caramelo de su carne me seduce, atrapándome con la promesa de su sabor. Cierro los ojos, intentado capturar en mi retina el sublime momento
Rockola retumbaba. La madrugada se mezclada con las sombras de la noche.
Desde el árbol divisaba una fuente enmarcada en un bellísimo claro. Estaba en alerta. Escuchó el ruido de una rama romperse y tomó su varita mágica
Miro alrededor. Todo está igual. Encima de la mesa sigue la manzana mordida de la noche anterior. Junto a ella está mi móvil, mis pastillas y un libro que se quedó a medio leer.