• Dolorosa plegaria

    Nunca tu camino fue fácil, pero siempre lo convertiste en una gran aventura a través de tus relatos. Hoy, que ya no estás, sé que fuiste una superviviente, un ejemplo de vida; una gran luchadora que hasta su último aliento se enfrentó a un terrible dragón. Amiga mía, gracias; por cruzarte en mi camino, por dejarme ser testigo por unos instantes de tu inmensa luz, por permitirme cobijarme en el calor de tu extraordinaria alma. Y en esta fría madrugada…

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