Dos caminos
"...«No podía, ¡maldición!» Estaba en juego su vida, su futuro. Apenas era un chaval de dieciséis años. Respiró profundamente, hinchó el pecho, retuvo todo el aire, aguantó hasta que todo su ser le gritó que necesitaba oxígeno. Lo expulsó, y ante él se dibujó la respuesta..."
Gustos carnívoros.
"... Negro, frío, de cuero, profundo, mullido, acolchado… Rapaz apasionado, amalgama de sensaciones, ávido de risas, lágrimas, paz y angustia..."
Melodía de hibernación.
"Doña Elvira, mujer lánguida, serena, y Don Ernesto, hombre vivaz, curioso, se retiraron cada uno a su sillón favorito. Se acomodaron: él, despacio, saboreando cada preparativo previo; ella, rápido, ávida de que Morfeo la atrapara la primera. Cerraron los ojos y…"



