Dulce pecado
El caramelo de su carne me seduce, atrapándome con la promesa de su sabor. Cierro los ojos, intentado capturar en mi retina el sublime momento
La hora feliz.
Como todas las noches, al sonar la campanilla y dar comienzo la hora feliz, la taberna Bierkrug vibraba con el rugido atronador de voces que demandaban su cuota de alcoho


