Dudosa puntería

Cazar el pato le había costado muchísimo, más que el conejo y la perdiz. Eustaquio dejó la pieza encima de la cocina, y con voz temblorosa llamó a su mujer. Paquita, con un gran cuchillo en la mano cogió el animal y se dispuso a cocinarlo.

Puerros, naranjas, cebollas, zanahorias…, y otras mil cosas volaban de las manos de la esposa a la bulliciosa olla mientras el estómago del desdichado marido se encogía con estertores silenciosos.

—No hace falta que lo cocines hoy. —suplicó Eustaquio. —Podemos ir a comer a casa de mi madre.

—¿Por qué habría de molestar a doña Eufrasia? Ve al comedor y enciende tu pipa mientras yo termino la comida.

El buen hombre se deslizó hacia la otra estancia, en silencio y con la cabeza gacha. Al lado de la ventana desde la que se veía el río, la mesa ya estaba vestida con un florido mantel y los cubiertos dispuestos para recibir como siempre el gran festín con el que seguro Paquita le agasajaría. Se acomodó en la silla y con un suspiro resignado encendió el tabaco recordando el asado de su madre.

Tras media hora, Paquita apareció en el comedor con su obra maestra. El ave, o lo que fuera aquella cosa, estaba bañada en una salsa de color dudoso; a su alrededor, una amalgama de vegetales se mezclaba en una simetría cuestionable; el aroma que aquella herejía culinaria desprendía inundó la nariz del circunspecto hombre. Eustaquio miró el plato con ojos incrédulos y se preguntó si su mujer se había superado esta vez.

—Cariño, esta delicia merece ser bañada con un buen vino. ¿Por qué no vas a casa de mi madre y le pides una botella? —suplicó mientras forzaba una sonrisa que no consiguió eclipsar la anticipación de sus ojos ante la idea de hacer desaparecer a la nueva víctima de su puntería.

Paquita salió y obedeciendo a su marido se dirigió a casa de su suegra. La encontró sentada en la puerta junto a dos vecinos observando un cuerpo flotando en el río.

—Es el tercer cadáver esta semana. —dijo Eufrasia dirigiéndose a su nuera. —Esto se está convirtiendo en una costumbre.

Agneta Quill

error: Content is protected !!