Palabras prestadas
Esta no es una colección ni una antología.
Es un refugio. Un mapa de incendios ajenos que me quemaron primero.
Aquí dejo relatos que no escribí, pero que me escribieron.
Palabras prestadas que me susurraron antes de que yo aprendiera a hablar con las mías.
📖 La casa de Asterión — Jorge Luis Borges
“¿Creerás tú, Ariadna? El Minotauro apenas se defendió.”
El monstruo no ruge.
Solo espera.
Y cuando por fin lo entiendes, es demasiado tarde.
📖 La casa tomada — Julio Cortázar
“Nos retiramos antes de que fuera demasiado tarde.”
El miedo no grita.
Solo ocupa.
📖 La patrona — Roald Dahl
“Una vez que un huésped entraba en su casa, nunca más salía.”
La amabilidad también puede ser una trampa.
Y a veces, el veneno huele a flores.
📖 La caída de la Casa Usher — Edgar Allan Poe
“Sentí que un incipiente estremecimiento, como de horror, me invadía.”
La casa no cae.
Se desmorona desde dentro, igual que él…
Igual que yo, alguna vez.
📖 La mosca — Katherine Mansfield
“La mosca volvió a caer en la tinta.”
El duelo no siempre se llora.
A veces solo se repite…, hasta que deja de moverse.
📖 El billete de lotería — Antón Chéjov
“La esperanza hizo su rostro hermoso… luego lo arruinó.”
La avaricia no gritó.
Solo deformó los sueños en voz baja.
📖 El tiovivo — Ana María Matute
“Había algo en aquella infancia que no volvía nunca.”
La infancia no siempre se recuerda.
A veces se arrastra…, como una promesa sin cumplir.
📖 El nadador — John Cheever
“Ned Merrill se lanzó al agua.”
Lo que parece un viaje…
A veces es solo una caída disfrazada de rutina.
📖 El Marqués de Bradomín — Ramón María del Valle-Inclán
“Feo, católico y sentimental.”
La belleza no siempre seduce.
A veces lo hace la ruina…, cuando sabe hablar bien.
📖 La conjuración de las palabras — Benito Pérez Galdós
“Y las palabras, hartas de ser usadas, se alzaron en motín.”
El lenguaje también se cansa.
Y cuando se rebela, lo hace con tinta y cuchillo.